Desde sus inicios en Hollywood, Nicole Kidman ha destacado, además de su belleza y su gran capacidad actoral, por su imponente altura de 1.80 metros.
Muchos considerarían que la figura de Kidman sería una garantía para conseguir todos los papeles que quisiera, además de desarrollar una exitosa carrera en el modelaje. No obstante, en una reciente entrevista con Radio Times, la actriz confesó que su altura se convirtió en un problema al momento de audicionar para sus primeros papeles.
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Kidman se veía obligada a decir que medía 1.78 metros para que pudiera seguir siendo considerada para un papel, además de recibir varias burlas a lo largo de su juventud, con chicos en su escuela que le llamaban “cigüeña”.
Sin embargo, probablemente lo que más afectó a la actriz fue la insistencia tanto de gente cercana como de las mismas personas dentro de la industria en que debido a su estatura, Nicole no llegaría muy lejos.
“Me dijeron: ‘No harás carrera. Eres demasiado alta’. La gente me decía: ‘¿Qué tal se respira ahí arriba?”, explicó Kidman quien también admitió que, con los años, el trato ha cambiado mucho, pero aún tiene algunas inseguridades con el tema.
“Ahora me dicen: ‘Eres mucho más alta de lo que pensaba’, o los hombres se preguntan qué altura deben tener mis tacones. Siempre que voy a la alfombra roja me mandan zapatos muy altos. Me pregunto si tienen tacones bajos. Voy a ser la persona más alta, ¡una jirafa!”.
La ganadora del Oscar también rememoró una audición fallida para el musical Annie cuando era niña, en la que no consiguió el papel por medir cinco centímetros más de lo que exigía el papel (el límite era 1.58 metros).
Las exigencias de la producción eran tales que midieron a todos los niños antes de hacer la audición, y a pesar de no tener la estatura correcta, los encargados del casting dejaron que Nicole audicionara, y aunque de no quedarse con el papel, “al menos cantó cuatro líneas de un coro”.
Kidman ha utilizado estas experiencias para enseñar a sus hijas, Sunday y Faith, sobre la importancia de no dejar que las inseguridades físicas dicten sus posibilidades. “Lo que importa es cómo permites que los demás te digan ‘sí’ o ‘no’, y si lo aceptas. La resistencia interior como ser humano, ese es realmente el superpoder”.